
La alteración motora, en forma de debilidad y paresia (ausencia parcial de movimiento voluntario), es altamente frecuente en la esclerosis múltiple (EM) y conduce a una importante limitación de movilidad y, con ello, en las actividades de la vida diaria (AVD). Su presencia se deriva, principalmente de la afectación de la vía cortico-espinal.
En muchas ocasiones, la limitación del movimiento se asocia a un síntoma muy común, la espasticidad. Ésta hace referencia a un aumento del tono muscular o rigidez, que a menudo es generalizada y continua. A veces, hay períodos de empeoramiento, en forma de espasmos musculares involuntarios. La espasticidad es una de las principales razones de la discapacidad en la EM. Esto se debe a que tiende a estar asociada con el dolor (continuo o debido a los espasmos), cambios en la función de la vejiga y en el sueño y la incapacidad para caminar y realizar otros movimientos tales como los necesarios para la higiene personal.
La fatiga, por su parte, es el síntoma más común entre las personas con EM. Se define como la carencia subjetiva de energía física y mental que es percibida como interferencia en la realización de las actividades.
Entre el 75-95% de los pacientes experimenta fatiga, y, más de la mitad, la considera como el peor de sus síntomas. Es el síntoma que más interfiere en las actividades de la vida diaria y ocasiona un importante impacto en la calidad de vida del paciente ya que puede agravar otros síntomas de la EM como alteraciones visuales, problemas cognitivos o motores, repercutiendo negativamente en las actividades de la vida diaria en las diversas esferas de funcionamiento (personal, familiar, social, laboral…).
Como lecturas recomendadas para el día de hoy en relación al tema:
https://www.almirall.es/tu-salud/mas-que-piel/espasticidad-en-la-esclerosis-multiple
https://rochepacientes.es/esclerosis-multiple/espasticidad.html