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Beneficios de la lectura

Por tod@s son conocidos algunos de los beneficios de la lectura. Leer puede ser una actividad entretenida, incluso divertida, que nos ayuda a incrementar nuestro vocabulario y nuestra cultura general. Nos permite explorar lugares que nunca hemos visitado y ponernos en la piel de personajes que nunca conoceremos o que forman parte de un mundo de fantasía, puede incluso relajarnos. Además de ello, como algunos estudios recientes apoyan, puede ayudarnos a incrementar nuestras capacidades cognitivas y, recientemente se ha sugerido un papel protector (junto a otras actividades cognitivamente saludables) frente al desarrollo de una demencia en la vejez.

El hecho de que algunas personas sean capaces de identificar libros que han cambiado su forma de pensar o que han llegado a modificar sus vidas, ha dado pie a que distintos investigadores lleguen a plantearse si, efectivamente, el hábito lector puede ser lo suficientemente poderoso como para generar modificaciones funcionales y/o estructurales en nuestro cerebro.
Así por ejemplo, Berns et al. (2013), haciendo uso de la resonancia magnética funcional, encontraron que leer una novela induce cambios en la conectividad cerebral asociados, como es de esperar, a regiones implicadas en el procesamiento del lenguaje como es el giro angular del hemisferio izquierdo pero también bilateralmente en la corteza somatosensorial, especializada en interpretar la información sensorial de ciertas zonas de nuestro cuerpo, lo que sugiere que el lector está «ubicado en el cuerpo del protagonista». Este tipo de cambios en la conectividad cerebral también ha sido demostrado en la lectura de metáforas, especialmente sin son táctiles.

Ahora bien, ya sabemos que la lectura puede modificar nuestras conexiones cerebrales pero, ¿tiene más efectos científicamente demostrados? Un estudio publicado en 2016 pone en evidencia que, leer libros unos 30 minutos al día, puede brindarnos más años de lectura (Bavishi et al., 2016). Sí así es, la lectura involucra procesos relacionados con la supervivencia. Por un lado, promueve la empatía, la percepción social y la inteligencia emocional (procesos relacionados con la longevidad) y, en segundo lugar, mejora el vocabulario, el razonamiento, la concentración y las habilidad de pensamiento crítico, ayudándonos a establecer relaciones con el mundo exterior. Y todavía hay más, cuando la lectura es una actividad compartida entre padres e hijos en la infancia, el beneficio se traduce en reducción del estrés de los padres y en aumento de la salud relacional temprana, ayudando al desarrollo del lenguaje, competencia social y atención (Canfield et al., 2020)

Pero… ¿Es lo mismo leer un libro en papel que en formato digital?
Hace no muchos años los editores consideraban que la impresión en papel estaba destinada a desaparecer asociado este pensamiento al elevado coste de producción y al desarrollo experimentado de las nuevas tecnologías que permiten una rápida difusión de la información. Lo cierto es que los acontecimientos no ha sucedido de esta manera.
Distintos estudios muestran las ventajas de la lectura impresa frente a la digital. El impacto a nivel cognitivo es diferente, el texto impreso aparece como un todo, plasmado en la estructura de un tema que puede ser manipulado, marcado… Desplazarse por el texto digital puede perjudicar la comprensión.
Por un lado, encontramos la interacción háptica, comunicación verbal que se basa en el tacto: tocar las páginas, pasarlas, percibir las letras como objetos físicos, crear mapas mentales al leer un texto impreso (el hecho de que recordemos que en un punto físico del documento se encuentra determinada información). Esta interacción está ausente en los lectores digitales que, además no tienen una idea completa del texto y extrañan el
«voltear y escanear». ( Perbal, 2017). Por otra parte, las diferencias en navegación a través del documento pueden inhibir sutilmente la comprensión lectora y drenar nuestros recursos mentales produciendo que sea más difícil recordar lo que hemos leído en formato digital.
Desde Neuralia, esperamos haberte dado suficientes argumentos para que te plantees seriamente el incluir la lectura como parte de tu rutina diaria.

Berns, G. S., Blaine, K., Prietula, M. J., & Pye, B. E. (2013). Short- and long-term effects of a novel on connectivity in the brain. Brain connectivity, 3(6), 590–600. https://doi.org/10.1089/brain.2013.0166
Bavishi A, Slade MD, Levy BR. A chapter a day: Association of book reading with longevity. Soc Sci Med. 2016 Sep;164:44-48. doi: 10.1016/j.socscimed.2016.07.014. Epub 2016 Jul 18. PMID: 27471129; PMCID: PMC5105607.
Canfield CF, Miller EB, Shaw DS, Morris P, Alonso A, Mendelsohn AL. Beyond language: Impacts of shared reading on parenting stress and early parent-child relational health. Dev Psychol. 2020 Jul;56(7):1305-1315. doi: 10.1037/dev0000940. Epub 2020 Apr 30. PMID: 32352828; PMCID:
PMC7319866.
Perbal B. Neuroscience and psychological studies sustain the cognitive benefits of print reading. J Cell Commun Signal. 2017 Mar;11(1):1-4. doi: 10.1007/s12079-017-0379-5. Epub 2017 Feb 2. PMID: 28155112; PMCID: PMC5362581.